Mi aventura con las series de televisión

Últimamente he vivido un romance con las series de televisión de lo más serio. Apuntaba maneras hacia una relación estable. Sin embargo, como suele ocurrir con las pasiones demasiado intensas, acaban agotándose para dejar una agradable sensación que te permite volver al dulce hogar llamado cine. Ese que desgraciadamente está de capa caída, pero que cuando reaparece lo hace con más fuerza. Si… hay amores que por más que pase el tiempo nunca se terminan. Pero sobre mi relación estable y romántica con el cine, hablaré en otra entrada porque hoy quiero hacerlo sobre las grandes series de televisión que son verdaderas películas.

Mi aventura con las series fue tardía. Pero gracias a ella me di cuenta de que este rentable mundo nos permite seguir disfrutando de la creatividad de grandes guionistas y directores, así como de actrices y actores… Como veis no soy la única que le he sido infiel al cine. A veces la necesidad aprieta y cuando se trata de alimentarse de algo nuevo que te excite, somos capaces de vender nuestra alma al diablo. Así, que bienvenidos al nuevo cine: las series de televisión. Olvidaros del concepto de serie-comedia “Friends”, rodada en espacios cerrados, con el sonido de las carcajadas de fondo, o de mis queridísimas “Sex in the city” y «Girls», en las que por fin salimos de ese concepto de “escenario, aplausos y risas” para pasar guiones brillantes, irónicos, con exteriores maravillosos y una banda sonora aún mejor que catapultan a la fama a desconocidas actrices y actores que las protagonizan. Grandes series de televisión las ha habido siempre y las seguirá habiendo, llegando a convertirse en parte de nosotros al cubrir seis y siete temporadas. Años de nuestras vidas conviviendo con los avatares de sus protagonistas: «Los Soprano», «Mad men», «House of Cards» o «Juego de Tronos»… Mucha calidad en todos los aspectos. La lista es interminable y tenéis para escoger la que más os guste en función del género. Las que cito son algunas de mis favoritas.

Pero yo me refiero a otra cosa. Se trata de un concepto revolucionario de serie, que se convierte en una película desarrollada en varios capítulos. Suele ir respaldada por un afamado director o guionista que habitualmente hace películas, por unos actores y actrices que tienen la categoría de estrellas, o ambas cosas a la vez. Y a ello se une otro dato importante: cada temporada es un compartimento estanco. Con una trama y protagonistas diferentes. Algo parecido sucedió con el fenómeno británico de Sherlock, protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, otra de mis series «gurú», pero por aquél entonces nuestro Sherlock aún no había alcanzado la categoría de estrella de cine. Así que tan solo se trataba de un aperitivo para lo que vendría después.

Para mi todo comenzó con True Detective. Os podéis imaginar mi cara de asombro cuando veo aparecer Matthew MacConaughey y a Woody Harrelson juntos… Su director Cary Joji Fukunaga, es conocido por dirigir y escribir el guión de la película «Sin nombre», por la que obtuvo el premio al mejor director en el Festival de cine de Sundance y por dirigir la cinta «Jane Eyre». Así que la combinación apuntaba maneras. 

Descubrí esta serie mucho después de que se estrenase, cuando la carrera de Matthew ya había pegado un giro de ciento ochenta grados, deleitándonos con su mítica escena con Leonardo DiCaprio en el «Lobo de Wall Street» y su interpretación ganadora de un oscar por «Dallas Buyers Club» en 2014. Así que pude más que rendirme a los encantos de este hombre al que no acababa de ver la «vis» interpretativa. La guinda la pone una banda sonora impecable, capitaneada por Handsome Family y otros grandes de la música como John Lee Hooker, Buddy Miller, Waylon Jennings, Gregg Allman, Townes Van Zandt, Lucinda Williams, Ike & Tina Turner o Juice Newton. Un exquisito buen gusto en el viaje por la música clásica y contemporánea americana.

Pero amigos, True Detective se quedó pequeño cuando apareció la serie por excelencia. Porque sin lugar a dudas, la autentica revolución a todos los niveles fue Fargo.

Para los que adoráis como yo a los hermanos Coen, seguramente habréis visto la película original, con Frances McDormand como Jefa de Policía, recorriendo embarazada las carreteras de Minessota y William H. Macy, un vecino aparentemente responsable, que contrata a Steve Buscemi y a otro compañero, para secuestrar a su mujer, acabando con la paz de la tranquila ciudad de Fargo.

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Así que cuando veáis el primer capítulo de la serie, haceros a la idea que “Fargo serie” es otra cosa. No es una mera adaptación de la película, tal y como yo imaginaba, sino que es algo más, mucho más. Y puedo decir con la boca bien grande, que incluso llega a superar a la propia película. No es de extrañar, porque cuando se unen los hermanos Coen en la producción, con Noah Hawley, guionista de series como Bones, The Unusuals o My Generation, y los muy grandes: Billy Bob Thornton, interpretando a un malo malísimo matón a sueldo y nuestro doctor Watson en Sherlock, Martin Freeman, que interpreta a un vendedor de seguros harto de su mujer, el cóctel es embriagador. Si además lo aderezamos con historias paralelas de asesinatos y ajustes de cuentas… y unos actores secundarios de primera calidad… el resultado es una serie que más parece una película, de esas realmente buenas que hace mucho que no ves y tanto añoras. Con un escenario que recuerda un poco a Twin Peaks y unos diálogos brillantes, cargados de humor negro, irónicos, llenos de sarcasmo… Me rindo a los pies de Billy Bob Thornton. Maravilloso. Pero también al resto de los actores como el ya citado Martin Freeman, Allison Tolman y Colin Hanks. Sin olvidarnos de los actores secundarios como Adam Goldberg y Russell Harvard que interpretan a los matones Mr. Numbers y el sordo mudo, Mr. Wrech, y que nos recuerdan al más puro estilo surrealista de los Coen que tanto me gusta, como en el Gran Lebwoski.

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Pero no contentos con triunfar con la primera temporada, se han lanzado a hacer una segunda. Para muchos mejor que la primera, para mi solo diferente. Me quedo con los diálogos de la primera y la concentración de actuaciones brillantes en menos personajes.

Sin embargo en la segunda temporada, ya no centramos la atención en las peripecias del matón Billy Bob Thornton o de Martin Freeman, sino que nos trasladamos unos años atrás, a un escenario más atractivo, en los años 70, salvaje, con mucha acción, bandas de familias criminales, disparos, drogas y música, mucha música de la buena, para muestra un botón: Yama Yama de Yamasuki abriendo la entrada, Shambala de Three Dog Night o Let’s Find Each Other Tonight de Jeff Tweedy, entre otros muchos. El desfile de grandes actrices y actores, todos ellos brillantes, impide que pueda destacar una u otra actuación. Da igual que aparezca la monísima Kirsten Dunst, el guapo Patrick Wilson o el mítico Ted Danson. Porque ninguno de ellos hace sombra a las actuaciones de: Bokeem Woodbine, como Mike Milligan y «The Kitchen brothers”, sus dos matones gemelos y mudos, ni a todos los intérpretes de la familia criminal Gerhardt, desde su matriarca, pasando por sus hijos y nietos, hasta el patriarca en silla de ruedas tras sufrir un ictus, el fiel indio a su servicio o Jesse Plemons como el bonachón carnicero, marido de la desequilibrada peluquera interpretada por Kirsten Dunst. Como os digo, es un desfile de artistas increíble. 

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¿Y después de esto qué?. Pues queridos, me temo que después de Fargo no puede existir serie que la supere en calidad y originalidad. Podéis ver la segunda temporada de True Detective, con Colin Farrell y Rachel McAdams, pero no puedo dar ninguna opinión seria al respecto dado que no fui capaz de terminar de verla. No me enganchó. Pero no os desaniméis, porque ahora mismo la oferta de series de televisión es muy larga, no alcanzan el concepto serie-película, sino que el éxito viene precedido por las exigencias de fuertes canales de televisión que a veces se convierten en dictadores de los guionistas y acaban olvidándose de que a veces una retirada a tiempo es mejor que la saturación. Pero no deja de ser un deleite verlas. Mis favoritas: Juego de Tronos, Outlander, la esquizofrénica The Transparent, todo un descubrimiento, la maravillosa Mozart in the Jungle con Gael García Bernal, Versalles o series danesas como por ejemplo Borgen. Y por supuesto: Girls, cuya quinta temporada está superando a las anteriores y que me engancha deliciosamente con sus diálogos gamberros, sus exteriores por el Brooklyn bohemio de Nueva York y una banda sonora que te incita a bailar.

En lo que a mi respecta… Volveré a los brazos del cine. Si es que me lo permite, después de mi infidelidad…

Por Patricia Bernardo Delgado

6 comentarios

  1. Madre mía, qué control! No he tenido tiempo de ver ninguna serie completa, pero a la vista de tus jugosos comentarios, me pondré a ver Fargo temporada 1 antes de pasar a la 2. Muchas gracias por escribir tan bien.

  2. No te preocupes, el cine no es celoso. Magnifico post. Cuando deje de ver los 7 e y Disney😄 me pongo a ello.

  3. Querida amiga, sin duda coincidimos en la elección de Fargo como mejor serie de todos los tiempos…es diferente a todo lo visto.

    Tambien me enganchó True Detective con esa pareja explosiva demacizos Matthew MacConaughey y Woody Harrelson, una serie gótica y pantanosa pero adictiva.

    Tambien me enganchó Good Wite, con Alicia Florick en el papel de esposa abnegada pero menos y brillante abogada, será por mi nueva etapa laboral. Aunque al final me resulto cansina.

    Acabo de ver dos peliculas que me recomendaste: Nuestras últimas vacaciones en Escocia, deliciosamente delirante, me partia de risa yo sola y SAMBA, muy sugerente con la elegante Charlotte Geinsbourg.

    Atenta a tus próximas recomendaciones.

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