En la vida corriente de las personas ocurren cosas constantemente que lo cambian todo de forma repentina e inesperada. Este es el punto de partida de “La última negociación”: Juan Guerra se enfrenta a un suceso que le hará pararse a reflexionar y replantearse toda su trayectoria vital, emprendiendo un emocionante viaje en busca de la verdad. ¿Será capaz de luchar contra los fantasmas de su pasado sin salir maltrecho?
Cuando miro hacia atrás y me visualizo escribiendo esta novela, veo a una mujer que aún estaba intentando asimilar todos los acontecimientos vitales que la habían llegado a abrumar en aquél entonces, y que solo a través de la creación de una historia, con sus personajes, fue capaz de encajar.
Lo mejor de escribir una novela no sucede cuando la publicas, sino mientras la escribes. Es una aventura que te envuelve y te hace vivir una historia paralela a la tuya. Pero una vez decides compartirla, una vez la entregas a los demás para que la hagan un poco suya, la siguiente aventura comienza cuando charlas con personas que la han leído y te comentan sus impresiones, te hablan de los personajes que has creado como si fuesen de carne y hueso, y te plantean sus dudas o criticas.
A las siete y media de la tarde, la sala de la librería «Tipos infames» de Madrid estaba llena de muchos amigos que habían acudido a saludarme.
Y eso, es para mí el mayor logro. Porque a fin de cuentas, lo que hace que escribir merezca la pena, es poder compartirla con otras personas y ser capaz de transmitir.
En una sociedad cada vez más tecnológica, en la que todo sucede a la velocidad del rayo… la vida tiene estos pequeños regalos: a veces nos paramos y observamos.
De esta manera, comenzamos la presentación de Madrid, en una librería, un lugar en el que puedes tocar y oler libros, como a mí me gusta. Leticia Pérez-Lafuente Suárez, periodista cultural, creadora del proyecto «El faro de Hopper» y consultora de comunicación, fue la encargada de hacer de maestra de ceremonias y con la destreza que la caracteriza supo dar en los puntos clave de la “La última negociación”, dando lugar a una entretenida conversación en la que intercambiamos puntos de vista sobre la novela.
Aquí os dejo esta entrevista improvisada:
LPL: Juan es un hombre que a mí me llega a dar pena, porque dice que no tiene verdaderos amigos, pero sin embargo, es honesto consigo mismo, no culpa al mundo de sus males.
PB: Juan está solo, ha perdido a los referentes más importantes de su vida y esa soledad le hace tener un diálogo consigo mismo, un análisis interior que le obliga a enfrentarse a sus fantasmas. Creo que la soledad es veces necesaria para pararnos a reflexionar y conocernos mejor a nosotros mismos, aunque en el caso de Juan llega a ser una pesadilla.
LPL: El humo está en tu imagen y también en la portada del libro, y funciona como un símbolo.
PB: Si, la novela está lleva de símbolos. El humo actúa como hilo conductor, lo confunde todo… Y se va disipando conforme va descendiendo la ansiedad del protagonista y aclarando todas las dudas e incógnitas que se le plantean.
Por otro lado, yo quería que la novela formase un todo, que el contenido y la imagen exterior estuviesen relacionados, además de estar presente el arte asturiano. En este sentido en la imagen de la portada hay un dibujo de dos personas enfrentadas fumando: un hombre y una mujer, con Oviedo de fondo y un tablero de ajedrez, que también tiene protagonismo en la novela. Es una creación de un pintor asturiano desconocido que se llama José Manuel Álvarez Maseda (Instagram: @plisilko). Yo también estoy fumando en la foto de mi biografía, que me hizo otro asturiano que se llama Darío Martínez (Instagram: @dariomartinezr), un gran fotógrafo gijonés. La verdad es que cuando hicimos la sesión de fotos paseando por Oviedo, llovía a cántaros, y en esa fotografía estábamos haciendo un descanso. Nunca imaginé que sería la foto elegida, pero tanto la editorial como yo, lo tuvimos claro.
LPL: Es curioso su nombre: Juan Guerra, porque parece ser un hombre de paz o al menos de negociación.
PB: Si, de nuevo aparece la simbología. Juan es un hombre que negocia en su trabajo y lo ejecuta a la perfección. Se ha esforzado mucho en la vida para llegar hasta donde está, sin embargo, Juan está en conflicto consigo mismo. Es un hombre complejo que debe enfrenase a su pasado y a sus errores que le han llevado hasta donde está. De ahí su nombre.
LPL: Me llama la atención que hay un personaje femenino que percibo con rasgos mas masculinos y a Juan con rasgos femeninos. ¿Hay quizás una transferencia de sensibilidades?
PB: Creo que los hombres y las mujeres no somos tan diferentes. Si rascamos un poco lo superficial, a los dos nos preocupan las mismas cosas. Nos enfrentamos a los mismos conflictos vitales, pero los gestionamos emocionalmente de distinta manera. En esta novela se rompen los típicos “clichés” que a mi tan poco me gustan. Evidentemente Juan está creado por una mujer, pero por una mujer que observó muy de cerca y escuchó a los hombres. El personaje femenino al que te refieres, que es Lucía, tiene los rasgos de una persona egoísta, manipuladora y egocéntrica… Conozco a hombres y mujeres por igual que encajan con esa descripción. Cuando se trata de sentimientos… Te puedo asegurar que todos estamos en el mismo barco.
Como dije en Madrid y allá donde voy, si una novela consigue transmitirte algo en el momento vital que estés pasando, entonces será una buena novela. Así que yo espero que para vosotros “La última negociación” sea una novela buena.
Patricia Bernardo
Puntos de venta «La última negociacion»: Amazon, Madrid, Oviedo, Gijón (Librería «La buena letra»), La Felguera (Asturias), Moreda (Librería Atril), Foz (Galicia)
2 comentarios
Que vorágine, amiga.
Torbellino de emociones.
Y tanto!!! Ahora toca asimilar tanta emoción.