Afuera el paisaje corría ante sus ojos, queriendo atrapar el amanecer. Dejando atrás la prisa, los quebraderos de cabeza, la angustia. Cuanto más rápido desaparecían las montañas, con sus pueblos ennegrecidos y hundidos en las laderas, más ligera se sentía. Era libre, se dijo. Y no importaba el destino. Ni siquiera aquel delicioso destino. Tan solo ese momento y ella.
En realidad, no quería llegar al aeropuerto. Aún no. Solo seguir montada en ese traqueteo, en esa silenciosa monotonía sobre ruedas. Aislada por la música, por esa canción que, con suerte, escucharía en otro lugar, en otro país.
Y ahora que lo piensa, lo mejor de viajar es eso. Ese preciso instante en el que eres consciente de que te vas. Esa juguetona sensación de libertad.
© 2021. Patricia Bernardo.
Foto: 2016. Lago di Como.
Un comentario
Lo mejor del viaje es prepararlo, proyectar lo q vas a vivir antes de vivirlo, soñar antes de experimentar… Que ganas de volver a soñar.