El baile

Aquella noche, mis miedos sacaron a bailar a todas las musas. Comenzaron con una danza circular y recurrente, alrededor de un fuego que parecía el sueño eterno, al que adorar para obtener la salvación. Pero mi cerebro no quería ser fuego, solo calma.

– Danzad, danzad –les dije–. Danzad hasta que desfallezcáis.

Y así lo hicieron, mientras un remolino secaba mi boca. Las musas flotaron presas del encantamiento. Los miedos se rieron, satisfechos por haber conseguido sacar a bailar a las más bellas, ingeniosas y dulces del salón.

La música siguió sonando con una melodía desafinada. Pensé que aquello duraría toda la noche, porque ya se sabe, por la noche suceden casi todas las cosas.

Fue tu respiración en mi espalda la que lo difuminó todo con su ritmo sereno. Y entonces, recordé una frase: “Al menos, con Tony Soprano sabes donde estás”.

Autora: Patricia Bernardo © 2021.

Foto: vía Fotogramas.

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