Menguaron las horas, los atardeceres, las noches.
Menguaron las botellas, las copas y las mesas.
Menguaron los deseos, las intenciones, los horizontes.
Menguaron tantas cosas, que todas ellas cabrían fácilmente en una maleta.
Y aún podría llevarla conmigo a cuestas, sin demasiado esfuerzo,
y dedicarme a hacer trucos de magia ante un público igual de menguado.
Tal vez, con esa maleta, hasta sería capaz de crear un día completo.
Bebernos una botella de vino y brindar con nuestras copas en una gran mesa.
Provocarte el deseo de besarme, la intención de repetirlo
y dibujar horizontes que recorrer juntos,
haciendo magia con todas esas cosas menguadas.
Sí, menguaron las horas, los atardeceres, las noches…
Menguaron nuestras charlas, y por qué no decirlo, también nuestro ingenio.
Pero los que no menguaron fueron nuestros sueños, ni las ganas de hacer magia.
Autora: Patricia Bernardo © 2021.
2 comentarios
Me encanto, aunque recuerde los tiempos que vivimos….
Gracias Daviii!!! Es una metáfora sobre los tiempos menguados que vivimos, pero lo importante es no perder las ganas de ilusionarse ni de hacer magia.