Mi casa no está muy lejos de aquí.
Amanece cada día con la luz que se cuela por cada resquicio,
y hasta la lluvia parece querer vivir en ella
o el viento, cuando azota insistente.
Mi casa se cierra y se enciende cada noche,
para dar calor a los pensamientos inquietos que juegan al pilla, pilla.
Y esa luz sigue ardiendo aun cuando todo parece haber terminado.
Mi casa está llena de lo que se fue y lo que permanece.
Suena una melodía indescifrable,
cierro los ojos y me voy lejos,
muy lejos,
a ese lugar donde todo y nada son una misma cosa,
donde no hay nombres,
ni tiempo,
ni dimensiones.
En mi casa siempre está la misma lluvia,
el mismo viento,
el mismo fuego.
Aunque ahora todo parece haber terminado,
lejos,
muy lejos.
© 2024. Patricia Bernardo. Bernardo.
Imágen: «Una habitación roja» de Alejandra Caballero.
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Mi casa está donde tengo a mis amigos.
Así es, querida amiga.